lunes, 7 de marzo de 2016

Verdura, el eterno dilema



Siempre hemos oído… “Hay que comer mucha verdura, que son muy buenas”, es cierto que lo son, eso no podemos ponerlo en duda; pero también es cierto que  no a todo el mundo les gustan, aunque ahora nuestros hábitos de alimentación están cambiando bastante en este aspecto. Seguimos abusando demasiado de las carnes rojas y de otras carnes, dejando un poco de lado la verdura.

 Os hago una pregunta, te ponen un plato en la mesa con un buen filete y de guarnición diversas verduras, ¿te comes las verduras con el filete? o ¿te comes el filete y las verduras las dejas en el plato y solo las comes si te has quedado con hambre o porque te da un poco de vergüenza dejarlas solas y aburridas en él?



Para que nuestra salud sea la ideal, lo mejor es comer verduras de buena calidad, frescas y si es posible de cultivo local, (la huerta de toda la vida de los abuelos, o, de los papás), y sobre todo no demasiado cocinadas y crudas a ser posible. 

En casa de mis padres hay un huerto en el que se siembra de todo, desde patatas, pimientos, tomates, lechugas, espárragos, alubias, etc. vamos de todo un poco, y es pequeño, pero ellos lo llenan de todo.

 Pero lo mejor es la satisfacción que da entrar en el huerto y coger la verdura directamente, fresca, con ese olor característico, y llevártela a la boca y saborearla, eso es fantástico.
 
Y cuando vas al súper y ves las verduras que hay, todas del mismo tamaño, el color brillante, que las tienen días y días y no se ponen malas, aunque hayan venido de cientos de kilómetros, siguen igual, las traes a tu casa y en frigorífico se te conservan un montón de tiempo, ¿pero cómo? Si las que cojo en la huerta y al paso de una o dos horas se empiezan a poner mustias, otra cosa ¿os fijais como  son las zanahorias?,  en el súper  todas tienen más o menos el mismo tamaño, en la huerta de mi madre, las hay pequeñas, más grandes, con dos o tres juntas,  las lavas bien pero siempre les queda un poco de tierra; sin embargo, las de el súper ni una pizca de tierra, con un color brillante.

Pero en lo que más extraña es el olor y el sabor, por ejemplo; pasamos por la zona de las verduras y frutas, nos fijamos y no hay olor a verdura, pero al contrario entras en la huerta y  nos encontramos con infinidad de olores a hierba fresca, las lechugas te acercas y tienen un olor fresco, los tomates igual. Como puede ser que estas no tengan ningún olor; pero si eso nos extraña pasamos al sabor, el sabor es insípido lo mismo le sacas el sabor a una lechuga que a un tomate, que a una zanahoria, no saben a nada; pero si entro en la huerta y cojo una zanahoria, la lavo  bien y me la como tiene un sabor dulce y fresco, cojo un tomate, me encanta comer el tomate directamente y sabe fresco, tierno y buenísimo.



Es cierto no todo el mundo puede tener una huerta o un pequeño jardín para cultivar sus verduras, pero si se puede lo recomiendo porque hay un abismo de diferencia ente las del súper y las de  la huerta. Pero claro para que nuestras verduras y frutas están sanas y saludables hay que cuidarlas, quitarles las hiervas que salen a su alrededor y abonarlas, etc. Y ahí entran los pesticidas que se utilizan porque hay desde fertilizantes, productos que modifican los alimentos, ionizados o radiados y con metales pesados, todos estos productos están relacionados con muchas enfermedades cancerígenas y algunos afectan al sistema nervioso.

Según un artículo  las verduras más contaminadas son: las manzanas, melocotones, apio, cerezas, peras, nectarinas, lechuga, espinacas, fresas, uvas, la patata y los pimientos; y las menos: brócoli, kiwis, espárragos, mango, cebollas, coles, guisantes, maíz, plátano y piña.
En lo relativo a las verduras tenemos la costumbre de quitar las hojas verdes y comer las más amarillas y atrayentes, pero cometemos un error ya que las mejores porque son las que más antioxidantes tienen y son ricas y vitaminas y proteínas, ya que están más en contacto con el sol. 

Si hablamos de la patata, que tanto nos gusta frita, pues una de las verduras que más glucosa contiene, ya que su concentración en almidón es muy alto, después de hacerla frita el problema es que al meterla en la boca y tocar nuestra lengua la patata es pura glucosa y esto hace subir el nivel de azúcar en sangre, tanto como si nos tomáramos un azucarillo; otras que contienen glucosa son: la zanahoria, la remolacha roja, berenjenas y la calabaza. Pero hay una larga lista de verduras que podemos comer por lo que no hay que atemorizarse. 

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